Por María Cecilia Villegas, CEO de Capitalismo Consciente.Petro-Perú opera con pérdidas desde hace años. Esto no es noticia. Cualquier peruano mínimamente informado sabe que la empresa estatal está quebrada, que tiene un manejo corporativo desastroso y que su transparencia es nula. Y, pese a que todos lo sabemos, guardamos silencio frente a las mentiras del ministro de Economía, Raúl Pérez-Reyes, y los disparates del Gobierno. David Tuesta calcula que la deuda de Petro-Perú bordea los US$7.000 millones, si incluimos intereses y gastos financieros. En el 2022, la capitalización de la deuda y la inyección de liquidez estuvieron supeditadas a una condición clara: que la petrolera estatal iniciara un proceso de reestructuración para fortalecer su gobernanza y sostenibilidad financiera. Nada de ello ocurrió y el Estado siguió inyectando dinero. Pese a que los últimos tres ministros de Economía aseguraron que no habría más salvatajes para Petro-Perú, Raúl Pérez-Reyes -quien podría disputarse el título de peor ministro de Economía de los últimos 35 años- ha anunciado que se reestructurará la deuda de la empresa y que, para lograr mejores condiciones, se recurrirá a garantías soberanas.