Por Iván Arenas.No obstante de los mitos oscurantistas construidos en los últimos días (como aquel de las "concesiones ociosas" o la existencia de "mineros ancestrales" antes de la fundación republicana), hay un debate de fondo con respecto a la cuestión de la formalización de la minería informal o en vías de formalización. Y ese debate, todo indica, se centra alrededor de cómo es percibida la formalización por ese mundo diverso, ancho y ajeno de la minería informal. Esta percepción, todo sugiere, es la satanización de la formalización como un arma, como un garrote de la gran minería para "orrar del mapa" a los cientos de mineros informales. Lo desarrollamos a continuación.Antes, vale incidir en algo. Y ese algo son los "relatos", las también llamadas "narrativas". De un tiempo a esta parte, lo importante en la política son los relatos y las imágenes. Los gringos dirían a todo lo anterior el "frame" o el marco en el que se cuenta la historia.Así, la "cuestión de la minería informal" se relaciona también con la política, los relatos y las imágenes. Hay una historia que nos quieren contar, pero es una historia deformada.