Por Jorge Zapata Ríos, presidente de la Confiep.La historia de las naciones está marcada por muchos caminos que sebifurcan.ylasopciones que vamos tomando ante estas disyuntivas van trazando nuestro destino: hacia el desarrollo o hacia el fracaso. Este axioma que bien podría parecer extraído de las exégesis del maestro Borges, tiene, en realidad, poco de fantástico y mucho de real.En Perú, lamentablemente, hemos optado con frecuencia por caminos equivocados, aunque en ciertos momentos -no muy lejanos- supimos elegir rutas favorables al desarrollo. No exagero al afirmar que nos encontramos, una vez más, ante una gran encrucijada: seguir por la senda de la ilegalidad y los intereses particulares, impuestos mediante la fuerza, o reafirmar el camino del orden, la ley y defensa de los intereses de las grandes mayorías.El predictamen impulsado por el bloque magisterial en la Comisión de Energía, que pretendía abrir peligrosos espacios a la informalidad, fue rechazado. Saludamos la decisión de la mayoría congresal quebloqueóestapropuestaimprovisada e inconveniente.Quienes aspiramos a un país próspero, con una economía formal y libre de actividades ilegales -que traen violencia y destrucción ambiental- no podemos bajar la guardia. Menos aún frente a expresioobliga nes de fuerza que amenazan con radicalizar acciones ilícitas, como bloqueos de vías, promovidos por sectores de izquierda extrema alejada de las verdaderas expectativas del pueblo.