Fue la crónica de una resistencia anunciada. A las 2:00 p.m. de ayer, la fiscal suprema Patricia Benavides se enteró -a través de las redes sociales del Ministerio Público- de que la actual fiscal de la Nación, Delia Espinoza, no acataría su restitución en el cargo, pese a que la Junta Nacional de Justicia (JNJ) así lo había ordenado el último viernes. "No nos vamos a dejar someter por intereses oscuros. Muchísimas gracias, valientes fiscales, valientes trabajadores. Vamos a estar acá porque yo no me muevo del lugar donde legítimamente se me ha designado. No tengo rabo de paja. No he llegado con favores políticos a ser suprema titular", declaró Espinoza en un encendido mensaje difundido por las redes de la Fiscalía. Mientras pronunciaba esas palabras, en el piso 9 de la sede fiscal, cerca de su despacho, se encontraba Benavides. Había llegado alrededor de las 8:10 a.m. a exigir que se cumpla con la resolución de la JNJ tras haber estado suspendida de funciones por casi un año y medio. En otro momento de su alocución, Espinoza lanzó una acusación directa -aunque sin mencionarla por su nombre- contra Benavides. La responsabilizó de haber llegado hasta el piso 9, cerca de su despacho, valiéndose del uso de la fuerza.