La reciente decisión del Ministerio de Cultura de dejar sin efecto la resolución que recortaba la extensión protegida de la reserva arqueológica de las Líneas y Geoglifos de Nasca es una medida necesaria y oportuna. Con esta medida, el Estado reafirma su compromiso con la defensa del patrimonio cultural, no solo del Perú, sino además del mundo entero. Las Líneas de Nasca, declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco en 1994, son mucho más que dibujos sobre el desierto: constituyen un testimonio excepcional de la creatividad, cosmovisión y destreza técnica de una civilización ancestral que floreció en nuestro territorio como la Nasca. La resolución viceministerial anulada había dispuesto la reducción de la reserva arqueológica de 5,600 a 3,200 kilómetros cuadrados, con base en un sinceramiento de información técnica. Sin embargo, esta medida generó una inmediata y comprensible preocupación en diversos sectores académicos y de la sociedad civil. El riesgo de reducir el área protegida sin un consenso técnico, científico y social podría haber abierto la puerta a actividades que vulneren un ecosistema arqueológico complejo y aún no completamente investigado.