Por Roque Benavides, presidente del directorio de Buenaventura.El Perú es un país de emprendedores. Desde jóvenes que venden a través de plataformas digitales hasta aquellos que inician negocios familiares, el espíritu empresarial está en todos los rincones del país. Esta capacidad de generar ideas y abrirse paso frente a la adversidad es una de nuestras principales fortalezas como peruanos. Sin embargo, también enfrentamos el problema de la informalidad. Más del 99% de las empresas peruanas son pequeñas y medianas, y generan alrededor del 85% del empleo y el 21% del PBI, según el Ministerio de Economía.Lo mismo ocurre en países desarrollados, como Estados Unidos, donde las pymes representan más de 98% del número de empresas privadas, según el Comité de Economía del Congreso estadounidense. Es decir, el desarrollo de la actividad empresarial no es exclusivo de las grandes corporaciones, sino que empieza con el impulso de los emprendedores.Debemos entender que una economía eficiente requiere el compromiso tanto del sector público como del privado. En el Perú la inversión es mayoritariamente privada y de origen nacional. Por eso, respaldarla implica facilitar su ejecución y simplificar los trámites que hoy la dificultan.