Por Iván Arenas.Hay un "vacío de poder", responsabilidad sobre todo de la presidente Dina Boluarte y en parte también del Congreso de la República. En el "vacío de poder" no hay autoridad institucional que se imponga de tal modo que se hace lo que se quiere. De allí entonces la minería ilegal y los sectores informales campean, logran representación política en el Congreso, ganan territorio, avanzan a pasos agigantados y construyen legitimidad social. En ese "vacío de poder institucional" nadie obedece lo que se manda. No hay autoridad institucional. Es más, entraremos a un ritmo en el que ni ministros ni funcionarios de primera línea hagan caso a lo que pueda decir o mandar Boluarte. A menudo se cree que el arte de la política es solo mandar. Aristóteles decía que tan político es mandar como obedecer. Dina ni manda ni obedece. Ese vacío de poder institucional se tiene que saldar con unas nuevas elecciones presidenciales que ya están convocadas. Mientras tanto nos vamos a tener que aguantar lo que se viene durante los próximos meses. Como dijimos arriba, ese "vacío de poder institucional y formal" es llenado por actores que están en los márgenes de legalidad, comúnmente son las economías informales e ilegales y sus operadores los que logran consolidar ese vacío. De allí entonces, por este "vacío de poder institucional", el avance de la minería ilegal e informal, la criminalidad, las extorsiones y la inseguridad ciudadana. Lo preocupante es que con este "vacío de poder institucional" vamos a afrontar las elecciones presidenciales.