EL FILÓN POLÍTICO
22 de mayo de 2025

Afiliarse a un partido político es un acto que puede responder a varios motivos. Quien lo hace puede estar interesado en la promoción de determinadas ideas o principios en los que cree y hasta en encarnarlos a través de una candidatura a la presidencia o al Congreso. Pero también puede estar persiguiendo simplemente gozar de un nivel de influencia en un futuro gobierno o una futura conformación parlamentaria. Sobre todo si, aparte de sumarse a las filas de la organización en cuestión, hace algún aporte a la campaña. No es extraño por eso que los representantes de ciertos grupos de interés se afanen por convertirse en militantes de tal o cual partido cuando la temporada electoral se acerca. Es una manera de impulsar su agenda. Y, en esa medida, si la penetración se produce en varios conglomerados políticos a la vez, mejor. Es una forma, daría la impresión, de comprarse un seguro contra un resultado electoral adverso o de distribuir los riesgos que toda recomposición del poder entraña. No sorprendería que representantes de otros grupos , como los del transporte informal, estén apuntando a seguir la misma estrategia.