El Perú está envejeciendo. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el 2015, los mayores de 65 años representaban el 6.5% de la población peruana, hoy la cifra bordea el 10%, pero al 2070 pueden equivaler a cerca de un tercio de la población.Para muchos adultos mayores, dada la altísima tasa de informalidad laboral -por encima del 70% de la población económicamente activa (PEA)-, llegar a la edad de jubilación no significa dejar de trabajar, sino pasar a una etapa de mayor precariedad económica. Sin una pensión que cubra sus necesidades, la pobreza en la vejez se vuelve una realidad creciente.En el Perú, llegar a la vejez no garantiza el acceso a una pensión. Este bajo nivel se debe principalmente a nuestra alta informalidad, que deja a gran parte de la población sin acceso a una pensión formal.Según la Enaho, en el 2024 solo el 27.4% de los adultos mayores reportó haber recibido una pensión en los últimos seis meses (sistema privado - AFP o público -ONP). Y aunque esta proporción ha crecido 42.4% desde el 2019, sigue siendo baja: apenas 3 de cada 10 adultos mayores acceden efectivamente a una pensión.