En el corazón de la minería ilegal late la muerte. Pataz muestra por estos días su peor cara. La provincia liberteña exhibe los golpes que le van dejando la ilegalidad y el crimen. Hasta el centro de esa tierra de nadie donde parecen imponerse la violencia y la muerte, donde se extraen minerales y cadáveres, llegó Perú21. Este diario recorrió la ruta brutal del oro, donde hace unos días 13 trabajadores fueron cruelmente asesinados por la minería ilegal. Llegamos a las instalaciones de la minera Poderosa, la principal víctima de los terroríficos ataques de la minería informal. Desde las alturas de Pataz el paisaje muestra más que montañas. Lo que a primera vista luce como un asentamiento minero legal, con maquinaria, vehículos y construcciones recientes, oculta una compleja red de minería ilegal que ha logrado infiltrarse, con violencia y organización, en túneles formales de explotación de oro. El recorrido revela cómo los socavones formales de Poderosa están siendo interceptados por mineros ilegales que operan con explosivos, maquinaria pesada, delincuentes extranjeros y respaldo armado. Los ilegales han construido socavones que nacen en la parte alta de los cerros, perforan la roca mediante detonaciones y conectan con socavones pertenecientes a esta empresa minera. Desde allí, extraen el mineral y lo transportan sin control ni fiscalización. Estas actividades se realizan a plena luz del día, con una normalidad sorprendente y con una evidente falta de intervención estatal.