En la modesta ciudad de Hualgayoc, en las alturas de Cajamarca, una empinada calle lleva por nombre Tomás Gálvez. Hace casi una década la administración municipal decidió bautizarla así, según fuentes consultadas en ese distrito, en reconocimiento al fiscal supremo que por entonces era el orgullo del pueblo.Tomás Gálvez Villegas vivía en Lima, pero su trabajo con los ronderos lo hacía regresar a su tierra natal cual hijo pródigo. Se había ganado el respeto y admiración de sus paisanos, que se sentían atendidos. Sin embargo, los audios de la vergüenza, los que destaparon el escándalo de los Cuellos Blancos, lo cambiaron todo y mostraron la otra, y acaso verdadera, cara de él.Tomás Gálvez acoge ahora con satisfacción a la prensa que consideraba enemiga, la razón puede ser la sentencia del TC, para jactarse de su victoria o para aprovechar la plataforma y anunciar que quiere ser candidato presidencial. En la política todo vale para ganar votos.(Edición domingo).