Un año después de su pública confesión, Susana Villarán acudió a la Fiscalía con un semblante y una actitud diferente. En mayo de 2019 había aceptado, casi entre lágrimas, que recibió los millonarios aportes de campaña de las empresas OAS y Odebrecht, por lo que pasó doce meses en prisión preventiva, pero no pretendía asumir más responsabilidad. Antes de que los fiscales del equipo especial Lava Jato le preguntaran sobre el dinero ilegal, la exalcaldesa de Lima intentó poner el parche.(Edición domingo).