Por Pedro Pablo Kuczynski, expresidente de la República.Los economistas están adictos a las cifras recientes de la economía. Mucho se preocupan de que nuestro crecimiento sea de 2.5% anual, o que sea mayor o menor. Estas son cifras de la coyuntura. Pero también nos debe preocupar lo que pasa en el largo plazo.Es verdad, como dijo John Maynard Keynes, que en el largo plazo estaremos todos muertos; pero la tendencia de la población es fundamental para la economía. O sea, la principal variable para el futuro es la demografía, las tendencias de lo que le pasa a la población. Eso no debería sorprendernos porque, después de todo, sin población no hay nada salvo Dios, o quizás el Diablo. El objetivo principal en la economía debe ser que la población sea próspera y saludable.El llamado "bono demográfico" es el crecimiento de la población económicamente activa en comparación con la población dependiente, que vive de los aportes de otros, como el gobierno, las pensiones de jubilación y otros factores de apoyo social del Estado. En los últimos 40 años, el Perú ha disfrutado de un bono demográfico muy positivo: la población seguía creciendo, los nacimientos aumentaban y los gastos para sostener a la población de adultos mayores estaban estables o aún bajando. Pero este feliz estado ha ido acabándose en los últimos años: el índice de nacimientos ha ido bajando, el número de ciudadanos de la tercera edad ha ido aumentando, y ese desbalance hace que la prosperidad que gozamos en estos años, de 1995 a 2020, se vuelva más incierta.Entonces, ahora tenemos que pensar en nuevas formas de impulsar la economía, no solo con medidas que apoyen la inversión, sino también con inversiones sociales para el largo plazo, sobre todo en educación y salud, que vayan creciendo. Eso no está pasando.