Por Iván Arenas.Es sábado 5 de abril en Arequipa. Frente a cientos si no miles de mineros informales o en vías de formalización, Guido Bellido y un grupo de congresistas perulibristas hablan de una revolución en la minería "a lo Velasco Alvarado". Ese minero informal o en vías de formalización representa el "capitalismo popular" a veces feroz y salvaje. En La Rinconada, Puno, todos los días se reporta algún asesinato o robo. En Arequipa, la izquierda ha logrado construir un discurso, una narrativa como ahora se dice; un "frame" como se decía antes, para interpretar y explicar lo que sucede con los mineros informales, varios de ellos con una pata en la ilegalidad, para ser honestos. Según este relato, hay una "lucha entre mineros ricos y mineros pobres", no obstante que ambos son caras distintas del capitalismo y la inversión privada. En las décadas de 1970 y 1980 la izquierda y sus operadores también dieron una "explicación" para legitimar las invasiones y ocupaciones de la propiedad del suelo, sobre todo en Lima; invasiones que originarían las llamadas barriadas, luego los "conos" y ahora "las Limas". La izquierda, en Villa El Salvador, por ejemplo, se hizo fuerte por montarse sobre el caballo de la representación de las demandas de aquel entonces: propiedad privada y derecho a la vivienda. Las explicaciones son esenciales en el juego de la política. La inseguridad y las continuas olas (una más grande que la otra) de la criminalidad, la extorsión y el sicariato afectan directamente a ese mundo informal, a ese emprendedor bodeguero y al empresario transportista a quien el gobierno de Dina trata como a un sindicalista.La izquierda y sus operadores políticos a nivel muy local y cercano en ese mundo, en ese otro Perú, ya están construyendo una explicación para todo el bolondrón: el "sistema" tiene la culpa. Ese "sistema" representado por Dina, el fujimorismo, el Congreso, y la Constitución del 93 serían los culpables.