Por Iván Slocovich Pardo, director del diario Correo.El último fin de semana, grupos armados ligados a la minería ilegal y demás taras casi eternas, han vuelto a atacar en la zona de operaciones de la empresa minera Poderosa, en la provincia de Pataz, región La Libertad. Las dos incursiones ocurridas en menos de 24 horas han ocasionado cinco nuevas muertes, y también que los peruanos seamos testigos, una vez más, de la incapacidad del Estado para hacer frente a este foco de violencia que lleva un año bajo estado de emergencia.Desde hace al menos dos años, Poderosa es objeto de ataques, una y otra vez. Cada vez que ocurre una incursión no es necesario ser un gran estratega militar para saber que en unas cuantas semanas o meses, los grupos armados volverán a aparecer. Lamentablemente esta empresa formal que genera empleo, tributa y opera de acuerdo a las exigencias ambientales del Estado, se ha convertido en un blanco recurrente de bandas que parecen burlarse y tomarle el pelo a todos, especialmente al Estado. Acá hay mucho que replantear.