La participación laboral de los jóvenes viene cayendo en los últimos años ante el deterioro de su empleabilidad y una menor demanda de las empresas. Ello compromete su futuro laboral y sus ingresos, y afecta en mayor medida a los más vulnerables. Urge que el Ejecutivo y el Congreso trabajen en políticas adecuadas para atender las causas del menor empleo juvenil: se debe impulsar más inversión que asegure empleos de calidad, e incorporar a los jóvenes al mercado laboral, en lugar de hacer más compleja y costosa su contratación.En el 2024, el número de trabajadores jóvenes (de 15 a 29 años) acumuló tres años consecutivos de caída, según el INEI. Con ello, el IPE estima que el empleo juvenil retrocedió 4% entre el 2019 y 2024, equivalente a más de 160.000 jóvenes menos trabajando. En contraste, los trabajadores de 30 a más años crecieron 6% en el mismo período, cerca de 800.000 puestos adicionales. Cabe notar que 90.000 jóvenes no solo dejaron de trabajar, sino que también ya no buscan un empleo.(Edición domingo).