El microcosmos de violencia homicida en que se ha convertido Pataz, en La Libertad, no puede seguir siendo ignorado por las autoridades relevantes. Esta semana, tres mineros artesanales fueron asesinados y varias otras personas quedaron heridas tras ataques de los mineros ilegales en alianza con organizaciones criminales. La emboscada fue con armas de largo alcance. Los delincuentes además dinamitaron una torre de alta tensión y 50 trabajadores de Minera Poderosa, que opera en la zona, tuvieron que recibir atención médica por exposición al humo producto de la quema de llantas que utilizan los criminales para forzar su salida de las galerías. Los atentados, terribles como son, se han vuelto ya parte de la rutina de la zona. De acuerdo con el recuento de Poderosa, este es el tercer ataque en menos de tres meses y la torre dinamitada número 17 en los últimos años. Los trabajadores de la mina asesinados suman casi dos decenas. En octubre del año pasado, trabajadores de Poderosa descubrieron una fosa con 14 cadáveres en un terreno recuperado de los criminales. Es evidente que la situación es inaceptable. (Edición domingo).