Por Iván Alonso, economista.Desde hace casi 30 años la ley dispone que el reparto de utilidades a los trabajadores se distribuya en un 50%, en función de los días trabajados, y el otro 50%, en función de las remuneraciones. El Congreso ha aprobado en primera votación una modificación de esos porcentajes, de manera que el 75% se distribuya en proporción a los días trabajados y sólo el 25% en proporción a las remuneraciones. No es necesaria mucha aritmética para llegar a la conclusión de que la nueva forma de reparto "beneficiará" a los trabajadores de menores ingresos. Eso creen los congresistas. Pero el mercado laboral se ajusta, a la larga, a las restricciones que impone la ley; y, hechos los ajustes, los trabajadores de menores ingresos pueden salir perjudicados.