Dos días atrás, la presidenta Dina Boluarte convocó a las elecciones generales del 2026. Tenía en realidad plazo hasta el 12 de abril para hacerlo, pero tal vez era mejor dar este paso de una vez para ofrecer una luz de esperanza al país. Saber que en 16 meses se irá esta administración, que ha sido incapaz de enfrentar el crimen y las economías ilegales, y sobrevive en una permanente ofensiva contra quienes la investigan (el Ministerio Público y la prensa independiente), alimenta la ilusión de un cambio. La memoria de cómo esa misma esperanza se ha visto sistemáticamente frustrada en ocasiones anteriores, sin embargo, levanta preocupaciones que no pueden ser ignoradas.