CAMBIO EN LA SUNAT
26 de marzo de 2025

La Sunat ha pasado a engrosar la lista de entidades públicas que cambian de jefatura con mucha frecuencia. Es una peligrosa tendencia que se inició con el régimen de Pedro Castillo y se ha exacerbado con el de Dina Boluarte. Si un alto funcionario no dura el tiempo suficiente en el cargo, sobre todo si está a la cabeza del organigrama, es probable que no consiga aplicar las mejoras que motivaron su nombramiento. Además, la pésima costumbre del Estado peruano es empezar desde cero cada vez que llega un nuevo jefe, ya sea ministro, presidente ejecutivo, director general, etcétera. Ni qué decir de alcaldes y gobernadores.Claro que una permanencia duradera no necesariamente asegura un manejo adecuado. Fue el caso de Luis Vera Castillo, quien fue jefe de la Sunat desde el 2020 hasta marzo del año pasado. Aparte de que mantuvo un perfil muy bajo, en una entidad que debía contar con presencia mediática, su gestión no dio pasos importantes para mejorar la eficiencia de la recaudación tributaria. Quizás sí hubo esfuerzos, como estrategias para ampliar la base tributaria efectiva, pero en vista que Vera no concedía entrevistas, era difícil saberlo.El exministro de Economía, José Arista, lo cambió por Gerardo López Gonzales, quien arrancó con buen pie: presentó un plan integral para apuntalar la fiscalización y reducir la informalidad, con el uso de tecnología y digitalización de procesos. Pero no llegó a los siete meses. A principios de octubre, Arista optó por Víctor Mejía Ninacóndor, quien retomó el hermetismo previo y su gestión pasó desapercibida.

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