El mismo mal actor que hace ocho años, con un paño en la boca, cayera tendido repentinamente sobre la pista de la avenida Abancay luego de escuchar la orden del circunstancial director de escena que le gritó "tírate, tírate", aduciendo que había sido afectado por gases lacrimógenos, durante una huelga de maestros, protagonizó ayer un nuevo papel. Pedro Castillo Terrones abandonó por unas horas su celda en el penal de Barbadillo para internarse por unas horas en un hospital el mismo día que debía presentarse en la sala penal que lo juzga por el golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022. Pésimo actor dramático, el exmandatario, con un pobrísimo show, se ha robado los reflectores desde el inicio del juicio oral en su contra por el delito de rebelión, un proceso que ha intentado fallidamente dilatar. Sin embargo, la descomposición que, dizque, presentó a causa de la huelga de hambre que inició el martes, no consiguió que la Sala Penal Especial de la Corte Suprema suspenda la audiencia.