Por Alejandra Costa, Curadora de Economía del Comité de Lectura.El ministro de Economía, José Salardi, ha decidido ponerse la valla bastante alta al pronosticar que la economía peruana crecerá un 4% este año, una meta considerablemente más ambiciosa que el 3,1% que proyectaba el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en su último Marco Macroeconómico Multianual (MMM). Este súbito optimismo del MEF está principalmente inspirado por un ‘shock’ desregulatorio cuyas primeras medidas estarían listas en julio y que, según Salardi, se va a diseñar con el sector privado para desregular y desburocratizar los procesos en el Estado y reducir el plazo de espera para desarrollar proyectos de inversión privada. Con estos anuncios, el ministro Salardi parece haber logrado contagiar su entusiasmo a los gremios empresariales, que estaban sedientos de señales positivas que les permitan encauzar sus ímpetus de inversión, mientras la nube negra de las elecciones del 2026 aún no se termina de situar sobre nuestras cabezas. Sin embargo, el principal riesgo para el ministro Salardi es que este ánimo desregulador se pueda terminar chocando, como siempre sucede en el Perú, con la realidad.