Raúl Enrique Prado Ravines, cabecilla de la organización criminal Escuadrón de la Muerte, que creó falsos escenarios delictivos para simular exitosas operaciones policiales en Lima y dar la percepción de que había resultados efectivos en la lucha contra la delincuencia, es un viejo conocido del ministro del Interior, Juan José Santiváñez. No por gusto este fue su abogado defensor y no ha dudado en pasar por agua tibia la sentencia de 35 años de prisión que pesa contra su expatrocinado, así como el hecho de que esté prófugo de la justicia por lo que se ofrece una recompensa de 100,000 soles por su captura. Debe ser por esos antiguos lazos amicales que el ministro no ha tenido mejor idea que afirmar que el incremento de la criminalidad en Trujillo se dio "por meter presos a los policías tras inventarles un Escuadrón de la Muerte". Esta, sin embargo, no es la primera vez que el ministro aboga por organizaciones criminales de ese tipo.