La llegada de Edmundo González Urrutia a nuestro país es un reconocimiento importante tanto a la lucha que el opositor viene librando contra una dictadura particularmente sanguinaria como a la voluntad del pueblo venezolano, que lo eligió como su presidente el 28 de julio pasado. Por ello, es saludable que la presidenta Dina Boluarte haya sostenido un cónclave con él y que el Congreso le haya otorgado la medalla de honor en el grado de Gran Cruz (y que tanto Boluarte como el titular del Legislativo, Eduardo Salhuana, lo hayan reconocido como el presidente legítimo de Venezuela).Pero su visita también ha causado escozor en la izquierda presente en el Parlamento (esa que le hace loas a Nicolás Maduro), que ha acusado al Gobierno de tratar de debilitar "la institucionalidad democrática" del país caribeño al recibirlo. "El único presidente de la República Bolivariana de Venezuela es Nicolás Maduro Moros, ganador en las elecciones democráticas del 28 de julio", tuiteó, por ejemplo, el prófugo Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre. A él se sumaron rápidamente varios parlamentarios de su partido, como María Agüero, que exigió "respeto a la soberanía de los pueblos", y Kelly Portalatino, que calificó a González Urrutia como "títere del imperialismo". Mientras que el congresista Guido Bellido (hoy en Podemos Perú) criticó a la mandataria por invitar a "un candidato que ha sido derrotado en el proceso electoral de su país".