ERA PREVISIBLE
14 de enero de 2025

Ver el desarrollo del Caso Cocteles ha sido como seguir el derrumbamiento de un edificio por pedazos. Ayer, cuando la sala que venía conduciendo el juicio ordenó que el proceso regresara a etapa intermedia, apenas se confirmó lo que ya veníamos viendo en los últimos meses: que los defectos de la acusación eran tan grandes que este desenlace era previsible.Como todos sabemos, el Caso Cocteles no es uno más del montón; ha sido quizás el más importante de la última década en nuestro país. Principalmente, porque entre sus acusados se encuentra Keiko Fujimori, quien en dicho período disputó dos veces la segunda vuelta presidencial y en la última de ellas, además, con el proceso como un elemento clave para la definición del balotaje. El caso la llevó dos veces a prisión preventiva y puso la diana sobre varios empresarios del país a los que el fiscal José Domingo Pérez acusó de aportar a las campañas del fujimorismo en el 2011 y el 2016 dinero de origen ilícito.Hay que decir que, desde el principio, el proceso generaba dudas. La principal de ellas era sobre el delito de lavado de activos (el más importante, el que sostenía a todos los demás), que fue utilizado por la fiscalía para salvar el hecho de que en el momento en el que se realizaron las donaciones de Odebrecht, la Confiep y otros, el financiamiento de partidos no era sancionado por ley.