Lo ocurrido el fin de semana pasado en Lobitos (Piura) no puede ser soslayado. Como se sabe, un derrame de petróleo originado en la Refinería de Talara operada por Petro-Perú ha dejado afectados 10 mil m2 de mar y seis playas, con un impacto severo en la pesca y el turismo del lugar. Y, sin embargo, la empresa estatal ha intentado minimizar el episodio valiéndose de retaceos de información y eufemismos vergonzantes. Originalmente, Petro-Perú solo señaló a través de un comunicado que se había detectado "la presencia de hidrocarburos mientras se realizaba el desplazamiento de la línea submarina" (durante las maniobras previas al embarque del combustible en el buque Polyaigos), pero que la situación había sido "controlada de inmediato".