Cuando analistas e inversionistas externos miran al Perú con ojo crítico encuentran que, a pesar de sus varios problemas y volatilidad política, la macroeconomía ha sido una fuente sólida de confianza. En casi todas las variables relevantes -como tipo de cambio, inflación, reservas internacionales, déficit fiscal, deuda pública, etc.-, el país ha destacado como uno de los más predecibles entre las economías emergentes a escala global. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), uno de los dos guardianes centrales de esta fortaleza (el otro es el Banco Central de Reserva), parece haber tirado la toalla en su tarea. (Edición domingo)