Por Iván Arenas.No obstante que de acuerdo a algunas consultoras internacionales la demanda de varios de nuestros principales metales (incluido el cobre) continuará en aumento en 2025 y el precio del mineral rojo -para poner solo un ejemplo- bordeará los US$5 dólares la libra, para nadie es un secreto que el próximo año será complejo y difícil para las inversiones mineras en general y en particular para la minería moderna, aquella que tributa y es social y ambientalmente responsable. Un primer problema se relaciona con la irrupción total de la minería informal o en vías de formalización y la relación cercana que tiene con la minería ilegal a través del Reinfo, ese documento laxo que permite a los ilegales camuflarse en el informal. El detalle del asunto es que hay mineros informales e ilegales que han invadido concesiones de algunas empresas de la gran minería y mediana minería al punto que es un riesgo y una amenaza directa de sus operaciones y proyectos de ampliación. Para ser posible semejante estrategia, la minería ilegal o informal (que en este caso puntual vendría a hacer lo mismo) construye piedra a piedra un "relato" o "narrativa" que valide socialmente la apropiación de concesiones mineras. Así, vemos en los últimos días el desarrollo de una supuesta "minería ancestral" desde tiempos prehispánicos, propaganda ideológica que pretender legitimar todo lo que viene. Otro problema es la criminalidad que ya no solo se desarrolla o ataca a la pequeña, artesanal o mediana minería. Ahora hay redes y bandas criminales que "dedicadas a la minería ilegal" lo que procuran es el control territorial allí donde están ubicados los proyectos y operaciones de la gran minería.