PAPELES MÁGICOS
19 de noviembre de 2024

Por Diego Macera, director del Instituto Peruano de Economía (IPE).Entre los vicios y sesgos en el arte de gobernar, es posible que no haya ninguno tan engañoso como el que nos hace creer que un poco de tinta en caligrafía sobre una lámina blanca de pulpa de celulosa tiene poderes mágicos para transformar la realidad. Basta una rúbrica dotada de un cargo con nombre oficial al lado y ¡zas! ¡Hágase el milagro! Las corvinas nadarán fritas con su limón.Si se trata entonces de convertir buenas intenciones en realidad con la magia de una firma precedida de sesudos párrafos burocráticos publicados en "El Peruano", hay dos ejemplos notables en los últimos días. El primero es la creencia de que los ingresos de los trabajadores se pueden subir y bajar por ley. Así, el gobernante, convencido de su propio poder, define con un audaz decreto supremo que -de aquí en adelante- ningún salario en el Perú deberá ser menor a, digamos, S/1.300 mensuales. Regístrese, comuníquese y cúmplase.Por supuesto, la evidencia en contra de tal hechicería es abundante, pero debería bastar un solo argumento: cerca de uno de cada tres trabajadores laborando a tiempo completo ya produce menos que el actual valor de la remuneración mínima vital. Subirla será condenarlos a ellos y a más peruanos a la informalidad, porque ningún negocio contrata a alguien para perder plata. Lo que determina los salarios a largo plazo es la productividad de la gente y de las empresas, no un decreto supremo. No hay magia en los ingresos.El segundo ejemplo es la creencia en que bajar los impuestos de un plumazo en una zona económica especial (ZEE) puede gatillar un ‘boom’ de inversiones.