Los inversionistas extranjeros ahondan sus preocupaciones sobre el devenir de Petroperú, por un presente que se ensombrece por las decisiones del Gobierno para la gestión de crisis de la empresa estatal.El sesgo nacionalista del directorio y gerencia general de la petrolera, recientemente designados por el Ejecutivo, lejos de tranquilizar a los inversionistas los inquieta porque tales cambios no se alinean con una gobernanza corporativa idónea para superar los problemas financieros.Y hay una correlación clara entre las acciones del Gobierno y la cotización y rendimientos de los bonos que Petroperú emitió hasta el 2021 para financiar sus operaciones. Se trata de los títulos que vencen en el 2032 por un total de US$ 1,000 millones, y de los que se extinguirán en el 2047 y que comportan obligaciones por otros US$ 2,000 millones.Los bonos que circulan en los mercados de capitales internacionales no son toda la deuda de la empresa, pues Bloomberg la estima en US$ 5,150 millones aunque los cálculos de economistas la cifran por encima de US$ 6,000 millones.El mercado castigó estos hechos con una subida récord de los retornos exigidos a Petroperú, a razón del mayor riesgo, lo que se tradujo en una caída severa en los precios de los bonos