ANSIEDAD DE ESTATUS
29 de octubre de 2024

Por The Economist.Hace no mucho tiempo, parecía que el oro había perdido su brillo. En las décadas que siguieron a 1971, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, abandonó el patrón oro, el metal amarillo dejó de ser comprado por los bancos centrales, que optaron por acumular sus reservas en dólares. En las décadas de 1980 y 1990, inversionistas y hogares se cansaron de sus míseros retornos. El metal era seductor para joyería y útil para manufactura especializada, pero no era un activo financiero relevante.Hoy, vuelve a relucir. Su precio se ha disparado en un tercio desde fines del 2023, hasta alcanzar un máximo histórico de US$ 2,750 por onza troy. La fiebre ha sido alimentada por los conflictos bélicos, la inflación y el derroche fiscal alrededor del mundo, lo cual ha atraído tanto a family offices como a clientes de la cadena de supermercados Costco.Pero quizás no haya habido compradores más voraces que los bancos centrales, que en los últimos dos años han acumulado cientos de toneladas. El oro ahora representa 11% de sus reservas totales, frente a 6% el 2008. Este viraje genera importantes consecuencias para el dominio de Estados Unidos sobre el sistema financiero global. Aunque el dólar sigue siendo la indiscutible divisa de reserva del mundo, su poder está disminuyendo.

  • [Gestión,Pág. 23]
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