Por Mario Ghibellini, periodista.Están por cumplirse 40 días desde que el directorio de Petro-Perú que presidía Oliver Stark le tiró los trastos por la cabeza al Gobierno, y seguimos en el limbo. Cuando ese episodio se produjo, además, el pasmo de la señora Boluarte y los ministros José Arista (Economía y Finanzas) y Rómulo Mucho (Energía y Minas) frente a lo que debía hacerse con la empresa estatal ya tenía su tiempo.Casi cuatro meses, en efecto, habían transcurrido desde que, en un pronunciamiento público, ese directorio le había planteado al Ejecutivo los ajustes que consideraba necesarios en el manejo de la petrolera. La idea era recortar gastos, vender activos y dejar su administración en manos privadas, entre otras cosas. Pero en el Gobierno se cogieron la barbilla, entornaron pensativamente los ojos y no decidieron cosa alguna.(Edición sábado).