Por Fernando Rospigliosi, congresista de la República.La minería ilegal se ha convertido en una de las principales amenazas a la seguridad nacional. Según algunos estimados, ya mueve más dinero que el narcotráfico, a pesar de que el Perú es el segundo productor de cocaína en el mundo.Es más, la minería ilegal está asociada con el tráfico ilícito de drogas, porque los narcotraficantes también lavan dinero comprando oro ilegal, al que blanquean y exportan con facilidad. De esa manera, el dinero proveniente de la cocaína resulta depositado en una cuenta legal en el extranjero sin mayores problemas.Un asunto decisivo para explicar el florecimiento incontrolado de la minería ilegal es el mecanismo que se estableció en el 2012, en el gobierno de Ollanta Humala, con el pretexto de formalizar a los pequeños mineros artesanales y, supuestamente, luchar contra la minería ilegal.Todo ese fracasado proceso ha dado lugar a la existencia del Reinfo (Registro Integral de la Formalización Minera), que se ha convertido en una patente de corso para que la gran minería ilegal blanquee el mineral que obtiene delictivamente, a vista y paciencia de las autoridades. Porque no se trata de pequeños mineros artesanales, sino de grandes delincuentes que usan maquinaria pesada que cuesta millones de dólares para practicar su ilícito negocio.