Por Iván Alonso, economista.Conversábamos la otra noche con un amigo abogado, con quien compartimos algunas experiencias en torno a la privatización hace largos años, sobre los compromisos de inversión que se les exigía a los compradores de algunas empresas públicas. Entel Perú, por ejemplo, se vendió con el compromiso de instalar una cantidad de líneas en cinco años; el depósito de Antamina, por poner otro ejemplo, se vendió con el compromiso de invertir más de US$2.000 millones o pagar una penalidad. El gobierno de entonces, piensa este economista, nunca estuvo del todo convencido de que el sector privado fuera capaz de tomar las mejores decisiones de inversión. Tan es así que lo que debió ser la Comisión de Privatización recibió el nombre de Comisión de Promoción de la Inversión Privada.