Hablar de salud en el Perú es desolador, no solo por las evidentes brechas existentes, sino por las profundas deficiencias en infraestructura y la falta de gestión adecuada que aquejan al sistema. La pandemia expuso brutalmente las fragilidades que, a pesar de las inversiones, persisten en un sistema que no logra satisfacer las necesidades básicas de la población. Aun cuando se ha incrementado el presupuesto para proyectos de inversión, la ejecución sigue siendo deficiente.El Diagnóstico Situacional de Brechas de Infraestructura del Sector Salud realizado por el Ministerio de Salud en agosto de este año señala que, de los 9,063 establecimientos de salud de primer nivel de atención, el 97% cuenta con una capacidad instalada inadecuada, mientras que el 93% de los hospitales -de un total de 253- están en las mismas condiciones. Esto significa que la mayor parte de la población sigue sin contar con una infraestructura adecuada para recibir atención médica digna, lo que pone en riesgo su salud y calidad de vida.