En un país donde la esperanza de progreso y desarrollo se entrelaza con la lucha diaria de millones de ciudadanos, la creciente ola de violencia no solo amenaza la seguridad de las comunidades, sino que también mina las bases económicas sobre las cuales se construyen sueños y aspiraciones.El Perú, que había mostrado avances significativos en términos de crecimiento económico en la última década, se enfrenta ahora a un reto monumental.