Será en la celda de un penal -sin jactancia, sin influencias y sin libertad- donde Andrés Hurtado pasará sus días hasta el 18 de marzo de 2026. Serias acusaciones de tráfico de influencias y corrupción que lo vinculan con un intercambio de prebendas y favores con políticos, funcionarios públicos y empresarios, con una red de extorsión con una representante del Ministerio Público, y hasta con el narcotráfico, encaminaron al conductor de televisión a este inminente encierro que el juez Juan Carlos Checley confirmó la tarde de ayer. La falta de arraigo laboral, familiar y domiciliario del también conocido como ‘Chibolín’, quien desde el control de identidad no supo acreditar su dirección, influyeron en la decisión del juez supremo de Investigación Preparatoria de imponer 18 meses de prisión preventiva contra el exactor cómico, detenido hace 14 días en la habitación de una clínica local.Checkley advirtió que estas inconsistencias en los arraigos incrementan el riesgo de fuga y obstaculización del proceso del hoy exconductor. Los otros dos implicados en esta investigación por los presuntos delitos de tráfico de influencias y cohecho activo específico (soborno) tuvieron mejor suerte que Hurtado. La fiscal especializada en lavado de activos Elizabeth Peralta y Javier Miu Lei tendrán comparecencia con restricciones y serán juzgados en libertad y bajo reglas de conducta.