Luego de décadas de manejo fiscal responsable, el deterioro de las cuentas públicas en los últimos tres años ha venido gatillando reducciones consecutivas a la calificación crediticia de la deuda peruana. En agosto, el déficit fiscal se ubicó en 4,0% del PBI y, según estimaciones de Apoyo Consultoría, cerrará el año en 3,5% del PBI, máximo en más de 30 años, excluyendo la pandemia. A este ritmo, es casi seguro que incumplirá la meta establecida por el MEF (2,8% del PBI) para este año.