Tal y como le sucede a la selección peruana, Petroperú está en crisis y, a diferencia del fútbol, el problema de la petrolera sí golpea a los bolsillos de todos. La estatal ayer recibió un gol en contra con la salida de su equipo titular, los miembros del directorio, ante la falta de acción de quien debería capitanear, es decir, el Ejecutivo. Y es que, desde mayo de 2024, el grupo encabezado por Oliver Stark advirtió de los problemas financieros en los que se encontraba la empresa, que en el primer semestre perdió más de US$452 millones. El Gobierno ignoró esta advertencia, por lo que el 27 de agosto nuevamente el directorio envió un comunicado en el que exhortó al Ejecutivo a tomar una decisión: seguir inyectando más capital, aceptar la quiebra o realizar una reestructuración profunda. Desde la semana pasada, según fuentes de Palacio, el Ejecutivo se comprometió a aprobar el decreto de urgencia para la reestructuración, que incluía una inyección de capital, nuevas metas y la venta de unidades inútiles para la compañía. Dicha norma fue esperada hasta este lunes, pero al no ser publicada, y ante el agotamiento de la caja de la compañía, el directorio de la petrolera optó por dar un paso al costado.