La situación de Petro-Perú ha llegado a un punto crítico. Dos días atrás su directorio divulgó un pronunciamiento en el que emplaza al Gobierno a tomar una decisión acerca de aquellas medidas de reestructuración que le planteó el 13 de mayo en un comunicado similar. Tres meses y medio han transcurrido desde entonces y, salvo por una gaseosa referencia al tema en el mensaje de 28 de julio, no se ha conocido reacción oficial alguna al respecto.Consecuentemente, la paciencia del directorio parece estarse agotando y en este último pronunciamiento sus miembros han demandado que la respuesta del Gobierno se dé "pronto". Aunque no han precisado los límites de la perentoriedad de esa invocación ni qué ocurriría si no fuese atendida, en una entrevista concedida ese mismo día, Oliver Stark, presidente del directorio de la estatal, se encargó de despejar las dos interrogantes. Si el Ejecutivo no responde antes de fin de mes, ha dicho, "vamos a creer que no estamos siendo apoyados en lo que queremos hacer y vamos a tener que dar un paso al costado". Es decir, que si hasta este sábado 31 de agosto las autoridades concernidas en este asunto no rompen su mutismo y terminan de dar luz verde a las medidas solicitadas, el directorio renunciará.