¿SE NOS ACABÓ LA SUERTE?
9 de agosto de 2024

Por Alejandra Costa, Curadora de Economía del Comité de Lectura.Si existiera un altarcito en los pasillos del MEF en el que el ministro de turno pudiera prender velas para rezar por un mayor avance de la economía, el principal cirio prendido perennemente tendría que estar dedicado al precio del cobre. No hay otra variable fuera de nuestro poder que tenga más influencia directa sobre el crecimiento y la recaudación tributaria, ofreciendo espacio fiscal al titular del MEF cuando sube y quitándoselo cuando retrocede.El precio del metal rojo ha estado alineado con épocas de ‘vacas gordas’ y de ‘vacas flacas’ en el país dependiendo de factores como la producción esperada de países como Chile, el Perú y el Congo, y la demanda prevista de China, EE.UU. y la Unión Europea.Con las dudas que dominan los mercados sobre la futura fortaleza de China y de EE.UU. -y tras el susto global de este lunes-, parece que estamos llegando al final de la reciente fiebre por el cobre, un síntoma secundario del copioso entusiasmo por el efecto esperado de la inteligencia artificial en la demanda de electricidad y de la popularidad de los autos eléctricos.