Las dos últimas elecciones regionales indican que conviene instaurar una segunda vuelta electoral en caso de que ninguno de los candidatos haya logrado una clara mayoría. El hecho de que solo 12 de las 25 presidencias regionales haya obtenido más del 30% en el último proceso, es un indicador que nos habla de la necesidad de perfeccionar la lid electoral.Una segunda vuelta procedería en caso de que ninguno de los candidatos supere un rango --que según los diversos proyectos de ley oscilaría entre el 30% y 40%-- y de allí entre los dos principales aspirantes saldría el nuevo titular de la región con todas las credenciales democráticas y buenos cimientos para la gobernabilidad.Por eso, hace bien la Comisión de Descentralización del Congreso en poner a debate el tema en fecha tan distante de los próximos comicios regionales. Por último, si la valla electoral del 4% funcionó para evitar la anárquica atomización del actual Parlamento, en el futuro una valla para ser presidente regional servirá de punto de partida con legitimidad de la nueva autoridad, quien deberá preservarla con un adecuado desempeño de su mandato.