EL SUTEP DECLARADO ENEMIGO DE LA CALIDAD EDUCATIVA
18 de diciembre de 2006

La cúpula ideologizada y politizada del Sutep se ha lanzado a una campaña de consignas y mentiras para atemorizar a los maestros que, en su inmensa mayoría, entienden la necesidad de empezar a dar pasos concretos para mejorar la calidad de la educación peruana.Ante esto, hay que reiterar el derecho y obligación de los maestros de asistir a una evaluación que es sustancialmente pedagógica, no punitiva y absolutamente necesaria para planificar programas de capacitación y actualización. ¿Por lo demás, cómo pueden oponerse a ser evaluados quienes diariamente, como parte de su labor, deben evaluar a sus alumnos? La premisa básica e incontrastable es que no podemos saber hacia dónde apuntar si no conocemos de qué punto partimos y cómo estamos. Eso es de conocimiento de los profesores y también de los padres de familia que, con todo derecho, exigen un cambio radical en la educación que reciben sus hijos, hoy mediocre y ramplona, y que los condena a permanecer en la pobreza y el atraso. ¡Los padres y el país no quieren más de eso! La educación constituye un instrumento básico para la movilidad social y el progreso individual y nacional, como lo demuestran otros países.La educación es un derecho humano básico que el Estado está obligado a proteger, respetar y promover, con todos los medios necesarios legales y legítimos a su alcance. Ello implica, claro está, mantener un adecuado sostenimiento económico y profesional de los agentes educativos, como son los maestros, pero también la aplicación de mecanismos técnicos a favor de la calidad.¿Y qué propone el Sutep? Así como se opone a que los maestros ejerzan el voto individual para elegir a sus dirigentes y al plan piloto de municipalización, ahora descarta la evaluación per se bajo el falso argumento de que se usará para despedir a los profesores. Luego ha propuesto un cambio de fecha, aduciendo que los docentes están abrumados con el cierre del año lectivo, pero tampoco fija una alternativa. Finalmente, ha desestimado la validez de las pruebas que se aplicarán y cuando los periodistas hacen notar sus inconsistencias, los dirigentes pasan al extremo defensivo de replicar: ¿Y por qué no evalúan a los periodistas? ¿En qué país estamos? Es momento de denunciar ese patrón de conducta sectario, arbitrario e ideologizado de la cúpula sutepista que ha secuestrado al principal sindicato docente del país y que supedita su accionar a los dictados de un partido como Patria Roja antes que al bienestar de los maestros, alumnos y sus padres. Secundamos al ministro de Educación, quien ha garantizado la seguridad de los maestros que asistan a la evaluación. Quienes perturben dicha jornada deben ser denunciados y sancionados. La educación de millones no puede ser moneda de chantaje de una cúpula desestabilizadora que, durante décadas, viene oponiéndose a todo proyecto de mejora en la educación con el fin de mantener su poder político y sindical, y continuar con sus privilegios y gollerías. Es decir, antepone sus intereses a la noble función que se supone debe cumplir.Habría que preguntarse quién está detrás de la venta callejera de exámenes falsos, con los cuales se pretende sorprender a los profesores que, como debe ser, asistirán a una evaluación cuya finalidad es saber cómo estamos, qué necesitamos y cómo podemos elevar la calidad educativa.