Ahí estaba. Desde temprano, en un lugar estelar del estrado oficial; conversando alegremente con los ministros, mostrando su mejor sonrisa, codeándose con el entorno de la presidenta, su amiga. Ahí estaba Wilfredo Oscorima, el gobernador de Ayacucho, esperando el desfile militar y saboreando aún, y pese a todo, su evidente buena relación con este Gobierno. Su presencia en ese espacio reservado para los invitados más importantes no deja dudas. Oscorima no deja de sonreír. La presidenta Dina Boluarte llega al estrado y procede con el saludo protocolar. Estira y le estrecha la mano a cada ministro, a cada autoridad invitada. De pronto, cuando pasa delante de quien ella misma denominó ante el país como su ‘wayki’ y defendió su amistad, la mandataria siguió de frente, ignorando sin mirar y sin esconder su indiferencia, a quien hace poco nomás, adornó su muñeca con finos relojes y por los que, hoy, además, ambos son investigados por la justicia.