Por Richard Arce.Una vez más los Acuña y su aparato político, Alianza por el Progreso, se salen con la suya, porque ya aprendieron la mañosería del juego político para tener el control del Congreso. Y me refiero no solo a esta nueva posibilidad de seguir presidiendo la Mesa Directiva con el congresista Salhuana -que prácticamente será elegido para esta nueva Legislatura-, sino a lo que han hecho estos últimos años para casi siempre estar bien sentados en la cabeza del Parlamento, despachando a placer.Fíjense, ya es más de una década que APP siempre está presente en una Mesa Directiva, año tras año; la estrategia es muy simple, se han convertido en una veleta, una especie de jóker en el negociado de la conformación de la lista "ganadora" para la elección de la Mesa Directiva, acomodándose al mejor postor. Aprovechando de su posición estratégica de tener un número importante de congresistas y sobre todo de no tener bandera, son capaces de negociar con todos los colores políticos y comer de un solo plato con gato, perro y pericote, con tal de lograr el objetivo.Por eso podemos ver nuevamente al fujicerronismo más empoderado que nunca; en realidad los necesitan porque sus líderes están contra las cuerdas, la justicia y la policía los persiguen. Ojalá que se termine esta farsa de Keiko y Cerrón que paran burlándose del Estado de derecho.