Por Carlos Parodi, economista.Buena macroeconomía combinada con bajo bienestar. Es una paradoja de la economía peruana, pues se supone que, a mayor crecimiento, mayor bienestar. Veamos algunos datos. Por un lado, el crecimiento económico entre 2001 y 2022 fue de 4.3% como promedio anual, mientras que la inflación, en el mismo periodo, ascendió a 2.8% anual. Ambas cifras colocan a Perú en los primeros lugares de América Latina. Por otro, la turbulencia política y los magros resultados sociales también han sido una característica distintiva. El resultado es una casi nula credibilidad en la denominada clase política, que es la llamada a tener la iniciativa en buscar al conector entre crecimiento y bienestar: las reformas.¿Cómo logramos que el crecimiento alcance a todos los ciudadanos? Ese debería ser el tema de un debate nacional, pues el objetivo es mejorar la vida de los más vulnerables. El conector no aparece de la nada, sino que se necesita hacer reformas. En la última semana, ha sido claro el desabastecimiento de medicinas básicas e instrumental quirúrgico para atender a miles de ciudadanos. Los economistas debemos recordar que el objetivo de cualquier estrategia es aumentar la calidad de vida; sin embargo, eso no ocurre y no es un problema de ahora. Tiene décadas.(Edición domingo).