Por Alejandra Costa, curadora de Economía del Comité de Lectura.Hay un optimismo que se respira en el aire. Un contagioso aroma de confianza que podría impulsar la inversión privada, pero que también es peligroso si recordamos lo que la realidad nos ha enseñado una y otra vez: que las crisis en el Perú se asoman cuando menos las esperamos.El cambio de sentimiento es comprensible si vemos que coincide en el tiempo la reactivación de un proyecto minero como Tía María y la pronta culminación de una obra de infraestructura que podría marcar un antes y un después en el país como el megapuerto de Chancay.Sin embargo, el diablo siempre está en los detalles. Como ha reconocido al diario "Gestión" el presidente ejecutivo de Southern Perú Copper Corporation, Óscar Gonzales Rocha, aún tienen que lograr el visto bueno estatal a las modificaciones al estudio de impacto ambiental de Tía María, pues han modificado uno de los aspectos más delicados y controversiales del proyecto: la fuente de abastecimiento de agua. No parece probable que enfrenten mucha resistencia por parte del Ejecutivo, pero el tiempo que suele tomar ese trámite abre la puerta a que la disminuida oposición al proyecto se reorganice y, hay que decirlo, que Tía María vea la luz del día no significa que la tramitología, la oposición de las comunidades ni la minería ilegal deje de afectar a otros proyectos mineros.