Por Amador Chambilla.Como jefe de personal me enfrento a una decisión crucial: determinar si debo tercerizar los servicios de limpieza, seguridad y mantenimiento o contratar personal propio para estas tareas. Mi jefe ha sido claro en su indicación de tercerizar todo lo que no sea esencial para nuestra operación principal. Sin embargo, la realidad de la situación es mucho más compleja y está impregnada de implicaciones sociales y económicas. En Perú, más del 40% de los niños menores de cinco años sufren de anemia y esto tiene un impacto directo en su capacidad de aprendizaje. Según las estadísticas, el 57% de los alumnos que terminan la primaria no pueden leer ni entender una lectura básica. Este déficit educativo limita severamente sus oportunidades en el mercado laboral. Contratar a estas personas podría significar una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida y ofrecerles los beneficios laborales que brindamos a nuestros empleados. No obstante, la rigidez de las leyes laborales en Perú presenta un desafío significativo. Las normativas actuales otorgan una estabilidad laboral que hace difícil despedir a un empleado si no cumple con las expectativas. Esta situación puede afectar la productividad de la empresa, ya que el proceso para reemplazar a un trabajador ineficiente es largo y costoso. La inflexibilidad del marco legal crea un entorno donde las empresas prefieren evitar la contratación directa de personal menos capacitado, optando por tercerizar estos servicios.