Desde China, el canciller peruano Javier González-Olaechea mostró su rechazo y calificó de "intentona de golpe de Estado" a la irrupción de soldados y vehículos militares -comandados por el general Juan José Zúñiga- que intentaron tomar por la fuerza el Palacio Quemado, la sede del gobierno de Bolivia. Sostuvo que una vez enterado del lamentable asunto, la presidenta Dina Boluarte emitió un comunicado rechazando la alteración al orden democrático de la manera más clara y contundente. No obstante, dejó entrever que con la juramentación de los nuevos altos mandos del Ejército boliviano, se redujo las intenciones de concretar el golpe.