Por Roque Benavides, presidente del directorio de Compañía de Minas Buenaventura.Cuando comparamos al Perú, con más del 70% de informalidad en su economía, con países desarrollados como Suiza, donde la informalidad es de apenas 10%, podemos ver el enorme trabajo de formalización que tenemos por delante. La in formalidad en nuestro país se extiende a todos los sectores, como el comercio, el transporte, la agricultura y la minería, y afecta transversalmente toda la economía.Esta informalidad se opone al buen orden de las cosas, impactando negativamente en lo económico, social y ambiental. No es un problema cosmético, sino que nos lleva a la ilegalidad y, en algunos casos, a la delincuencia. Además, abarca actividades fuera del sistema que no generan ingresos al fisco, contribuyendo a la deficiencia de los servicios públicos y afectando la calidad de vida de la población.El marco normativo actual incentiva la in formalidad, agobia alas empresas forma les ya aquellas quede sean formalizarse. El sector minero también se ve afectado por la informalidad, con una alta incidencia de delincuencia organizada y prácticas no reguladas que impactan negativamente en la economía, el medio ambiente y la sociedad.Según la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN), la informalidad descendió de 74% a 71% en el período 2022-2023. Pero esta cifra, lejos de ser alentadora, se explica más bien por la pérdida de más de 600 mil empleos en el sector informal en tal período.